sábado, 15 de agosto de 2015

Acción poética contemporánea para habitar la ciudad. Reflexiones sobre intervención Vozes Livres sobre Tralhas (VLT)


Heidy Bello Medina

Habitar la ciudad exige para el sujeto entrar en conflicto con una serie de relaciones que lo atraviesan en todo sentido, no solo cívicamente ante la necesidad de cumplir deberes y obtener derechos, sino ante la oportunidad de dimensionarse como un ser activamente político, ético y poético. La discusión sobre el individualismo y la legitimación hedonista del ser está abierta, pero encuentra entrecruzamientos cada vez más interesantes en la autonomía subjetiva y en el trabajo colaborativo de los cuerpos andantes de la ciudad, una ciudad contemporánea considerada no-lugar, un espacio carente de identidad.

La compleja concepción de la ciudad contemporánea demanda también una mirada hacia el ciudadano, como sujeto de tránsito (ciudadano universal), para ver cómo éste participa en el escenario de lo público —como actor y vigía— y cómo se concibe como responsable por el funcionamiento de la urbe en aras de una mejor calidad de vida. Como menciona Inmaculada Hoyos Sánchez (2013, p. 29), desde la reflexión filosófica del arte en ciudad: “Meditar acerca de la ciudad es meditar sobre la condición social del ser humano, sobre su carácter necesariamente político”.

El desarrollo de intervenciones e interacciones urbanas artísticas propone la vinculación relacional de un sujeto concebido como agente transformador de la ciudad, el proceso formula el casamiento de la reflexión/acción que conduce a la apropiación del espacio y a la germinación de otras oportunidades de interacción, desde múltiples percepciones, de parte de actores y receptores. Aquí, el espacio público se hace público a partir de la participación del ciudadano. A través de este escrito se propone una discusión sobre algunas concepciones de la ciudad contemporánea con respecto al habitar la ciudad, tomando como referente la intervención VLT – Vozes Livres sobre Tralhas desarrollada en la ciudad de Cuiabá, Brasil.

Apuntes sobre la ciudad contemporánea

El mercado global ha generado sobre las ciudades un proceso de descualificación, la ciudad ha perdido singularidad y es considerada como un espacio sin identidad. La imagen de la ciudad ha sido dispuesta para corresponder a intereses económicos, la ciudad debe ser vendible, atractiva,  comercializable a través del turismo, pero, ¿también habitable? El turismo como espectáculo despierta una gran tensión en torno a la concepción del sujeto como ciudadano.

Inmaculada Hoyos Sánchez, menciona al filósofo español José Luis Pardo, quien retoma del antropólogo Marc Augé la definición de los no-lugares, como espacios que proliferan en las ciudades tardomodernas, los cuales “no tienen un carácter relacional, ni guardan memoria histórica, ni proporcionan señas de identidad: se trata de sitios de tránsito o de ocupación provisional [...] Digamos que se trata de sitios para no estar, lugares de paso”. (2013, p. 30).

De esta manera, señala Hoyos Sánchez, hay una relación íntima entre el concepto de no-lugar y el de basura, propuesto por Pardo, pues según éste:

El no lugar (el lugar de lo que no está en su lugar) es un eufemismo del lugar basura (lo que no está en su lugar). Para entender el concepto de lugar basura basta con pensar en las ciudades dormitorio, como ciudades basuras o no-ciudades, y de los habitáculos de las mismas como no-casas, decoradas mediante no-muebles en el seno de no-Estados (alianza coyunturales de regiones) gobernados por no-políticos (administradores) y cuyo sujeto legítimo es un no-ciudadano. (2013, p. 30).

Pardo (2010), cita a Richard Sennet para ilustrar cómo la basura —y también la ciudad basura— se reconfigura para hacer frente a la obsolescencia y adquirir un nuevo uso:

La estandarización del entorno deriva de la economía de lo efímero, y la estandarización produce indiferencia. Quizá pueda aclarar esta tesis mediante una experiencia personal. Hace unos pocos años, llevé a un directivo de una gran empresa de la nueva economía emergente, que buscaba oficinas para instalarse, a visitar el Chanin Building de Nueva York, un palacio art-deco con despachos muy elaborados y espléndidos espacios públicos. “No se adapta a lo que buscamos”, dijo el directivo, “la gente podría sentirse demasiado apegada a sus despachos y llegar a pensar que pertenece a este lugar”. La oficina flexible no está pensada para ser un lugar de permanencia. La arquitectura de las oficinas de las empresas flexibles requiere un entorno físico que pueda ser rápidamente reconfigurado —en último extremo, la oficina se reduce al terminal de un ordenador.


La ciudad configurada como espacio universal, en términos de Rem Koolhaas, ciudad genérica, cuestiona la identidad en la medida en que estos lugares que terminan siendo padronizados, y carentes de sus características propias, no generan un vínculo habitante-espacio, ¿se necesita entonces la identidad?, ¿es la identidad un elemento esencial? Koolhaas, desde el punto de vista de Marc Augé (Golobovante & Peixoto, 2008), muestra un tipo de ambigüedad en sus planteamientos; sin embargo, hay un encuentro entre los dos autores, dice Augé: “no que tange a distinção entre cidade genérica e histórica —complementando o que ele propio já disse— a cidade histórica tende a tornar-se, ela própria genérica.”

Entonces, aunque ha habido diferentes recorridos humanos y diásporas en la historia de la humanidad, José Luis Pardo (2010) señala que existe un drama antiguo de la migración que, desde la época de la modernización tecnológica, industrial y social, generó una población que no se adaptaba a los cambios de aquellas revoluciones y no encontraban lugar en la metrópoli; la solución dentro del colonialismo fue desplazar a aquellas comunidades de Estados Unidos y Europa, como una forma de “reciclaje”, hacia otras zonas del mundo, para impedir que las tensiones que con estas se generaban, acabaran en situaciones explosivas. 

El problema de nuestro tiempo, dice Pardo (2010) —citando a Zygmunt Bauman—,  es que evidenciamos “un planeta que está socialmente lleno, no hay ningún lugar en donde depositar los residuos”, por lo cual las poblaciones desplazadas, que no solo son inmigrantes, sufren al tener que cambiar hábitos, relacionamiento familiar, profesión, género, etc. El ser humano está obligado a reciclarse, a redefinirse, hay un problema de identidad. Además de la necesidad de describir y dar voz a este tipo de sufridores contemporáneos, se requiere que esta “basura”, menciona Pardo, pueda ser convertida energía socialmente útil, motivados por la ilusión de una vida con mejores condiciones.

“Cuiabá, una ciudad de todos”[1]

En términos de participación en la ciudad podría discutirse, sobre la idea del no-lugar, si realmente aquel espacio intervenido llega a carecer de identidad para quien realice sobre éste una acción o siquiera una reflexión. Cuiabá, capital del estado brasileño de Mato Grosso, es una ciudad de tránsito para una gran cantidad de personas provenientes de diferentes lugares del estado, el país y el mundo, por lo tanto proponer una acción para realizar en este espacio puede despertar diferentes reacciones sobre habitar el territorio, pues este actuar está condicionado por lo cada sujeto trae consigo, por esa subjetividad, que entendida desde Guattari (1992, p. 19) es: “o conjunto das condições que torna possível que instancias individuais e/ou coletivas estejam em posição de emergir como territorio existencial auto-referencial, en adjacência ou relação de delimitação com uma alteridade ela mesma subjetiva”.

En junio de 2015, el Colectivo “à Deriva”[2], se propuso realizar una intervención artística en Cuiabá, lo que indujo a (re)pensar las apuestas teóricas sobre las poéticas contemporáneas, pero también permitió hacer una reflexión de los cuerpos andantes del grupo, personas de diferentes procedencias que se focalizaron en las problemáticas de la ciudad, en la ciudad como espacio simbólico y real, en el espacio habitado y en la mirada como habitante, sujeto participante de las dinámicas de la ciudad (local y extranjero). En esta etapa hubo un trabajo fuerte de provocación a la acción ciudadana, la poética no es muy digerible para todos y la ciudad exige que se la conozca, mas no es tarea sencilla, bien lo menciona Vásquez Rodríguez (2002, p. 200):

Las ciudades, en su esencia, son secretas. Al menos para el turista. Al extranjero la ciudad se le presenta de una manera diferente al nativo. Quizás mejor, más proteica. Tiene varios rostros. Varias metamorfosis. Cada ciudad presenta a sus visitantes una diferente faceta. Para el extranjero la ciudad es como un enigma. Al menos en un principio. No olvidemos que una ciudad no se da con facilidad. Hay que convivir con ella: habitarla. Hay que descifrar sus oráculos. Valdría la pena aclarar que si uno no se mantiene atento a su ciudad —si no la recorre o no la camina, si no la “reconoce día a día”—termina por convertirse en extranjero de su propio territorio. Y es muy probable que sea así en las megápolis, en las grandes urbes. Lo proteico de la ciudad reside en su movilidad. A cada hora, a cada día las ciudades se moldean de manera diferente.

Después de varias sesiones, recobrando el sentido de los pasos recorridos por cada persona en la ciudad, evaluándola, imaginándola y viéndola desde su construcción espacio-temporal, cada sujeto desde su estadía en Cuiabá descubrió que estaba lo suficientemente contaminado para (re)conocerla; el valor de la experiencia fue vital. El afecto tuvo efecto. La discusión de diversos temas que atravesaban la ciudad, condujo a la necesidad de hablar de la ausencia, del vacío existente para el ciudadano, porque la incompletud generó ecos sobre la conciencia que rebotaban en los mismos puntos: la corrupción ha dejado huellas tanto en el espacio urbano como en el ciudadano.

En 2014, Cuiabá fue sede de la edición XX de la Copa Mundial de la FIFA, realizada en Brasil; para la organización de dicho megaevento se propusieron varias construcciones, que dentro de la mirada del mercado capitalista global, permitirían contar con una ciudad seductora para el turista. Una apuesta significativa, además del estadio de fútbol, fue “mejorar” la movilidad a través de viaductos y del Veículo Leve sobre Trilhos (VLT), un medio de transporte público novedoso, en el cual se ha invertido más de $1,47 billones de reales (Holland, 2015). La obra de movilidad más cara en la historia de la ciudad, que inició en 2012, debió entrar en funcionamiento antes del desarrollo de la copa en 2014, sin embargo se calcula que no estará finalizada antes de dos años, aproximadamente en 2017.

Aunque la ciudad se caracteriza por ser un espacio inacabado, el paisaje urbano de la ciudad de Cuiabá genera indignación, por lo cual el grupo heterogéneo se propuso a transitar conscientemente las rutas del VLT para desarrollar una acción artístico-ciudadana al respecto, el tiempo de convivencia con los rieles (mal colocados), los hoyos de la ruta por donde pasaría el vehículo, eran más dicientes después de la aproximación al espacio, se reflexionó para actuar sobre la cotidianidad, para hacer una reclamación pública sobre el incumplimiento en las obras civiles. La Copa Mundial de Fútbol estaba próxima a cumplir un año de su ejecución y el VLT se posa en la ciudad como (in)visible, porque el habitante de Cuiabá debe convivir con las obras y la incertidumbre de si podrá utilizarlo y cuándo.

Un punto de las obras especiales del VLT es el viaducto localizado en aproximaciones a la Universidad Federal de Mato Grosso, por la cercanía real y simbólica con el Colectivo “à Deriva”, se decidió abordar este espacio, caminarlo y dimensionarlo, fue significativo para locales y foráneos. La acción puede encontrar razón en las palabras de Ezequiel Martínez Estrada (2008), quien dice:

El tacto de la ciudad es percibido por los pies. La mano es inútil para palpar la ciudad. No podemos entrar con ella en contacto si no es por los pies; se la palpa caminando y es durísima. En verdad, refractaria. Esa es su piel, de pavimento. De acuerdo con las teorías de la evolución, que explican el casco del solípedo para la acción mecánica de la percusión en la marcha, el pavimento debe explicarse por los  mismos factores que el carapacho del armadillo y la dermis del paquidermo.

Los cuerpos andantes fueron partícipes de un proceso sensorial importante. La apropiación del espacio desde el ejercicio del errante llamaba en un solo momento al ciudadano como sujeto político, ético y poético. Según Paola Berenstein Jacques (2008):

Errar, ou seja, a prática da errância, pode ser um instrumento da experiência urbana, uma ferramenta subjetiva e singular, ou seja, o contrário de um método ou de um diagnóstico tradicional. A errância urbana é uma apologia da experiência da cidade, que pode ser praticada por qualquer um, mas que o errante pratica de forma voluntária. O errante é então aquele que busca o estado de espírito (ou melhor, de corpo) errante, que experimenta a cidade através das errâncias, que se preocupa mais com as práticas, ações e percursos, do que com as representações, planificações ou projeções. O errante não vê a cidade somente de cima, em uma representação do tipo mapa, mas a experimenta de dentro, sem necessariamente produzir uma representação qualquer desta experiência além, é claro, das suas corpografias que já estão incorporadas, inscritas em seu próprio corpo. Esta postura crítica e propositiva com relação à apreensão e compreensão da cidade por si só já constitui uma forma de resistência tanto aos métodos mais difundidos da disciplina urbanística – como o tradicional “diagnóstico”, baseado principalmente em bases de dados estatísticos, objetivos e genéricos – quanto ao próprio processo de espetacularização das cidades contemporâneas.

Después de la errancia, que permitió un abordaje sensorial crítico del espacio, se acordó desarrollar encima del viaducto sobre los rieles inertes del VLT una fiesta de cumpleaños, pues cumplido el primer año de la Copa, la ciudad necesitaba recordar que la conmemoración remitía desde la ironía a una promesa no cumplida. Se instalaron en este lugar grandes pinturas de la “Estación UFMT”, la taquilla de venta de boletos, una vela de cumpleaños y dos vagones; el espacio estaba decorado con decenas de bombas negras, como significación del luto por la ausencia. Además de esto, se realizó una performance de fiesta, hubo percusión para amenizar, los cuerpos andantes que participaron se vistieron de colores, tenían narices de payaso y sombrillas.

Hubo en ese espacio de provocación una oportunidad para compartir una preocupación de quienes sin importar el tiempo de permanencia en Cuiabá son habitantes de la ciudad. En el acto se celebró aquello que no merecía celebración “O aniversariante nunca chegou!”, hubo pastel y brigadeiros, fue una gran fiesta pero con un sabor constante de reclamación. Los rieles fueron recorridos y la crítica también rodó, la participación fue activa de parte de los ciudadanos que, desde diferentes roles, miraban a Cuiabá a partir de la poética para ejercer su derecho a la ciudad. Desde los automóviles las personas gritaban “Cadê o VLT?”, “Parabéns VLT!”, etc., y se manifestaban también con pitos y silbidos, hubo tiempo para hacer fotos y compartir dulces.

Las acciones poéticas en la ciudad contemporánea permiten que el ciudadano, habitante de la ciudad, pueda interactuar de una manera diferente con el espacio y apropiarse de él, como señala Lilian Amaral: “Praticar o lugar -real e imaginário, individual e coletivo, público e privado, material ou existencial-  revela paisagens potenciais que instigam a experiência urbana e legitimam a intervenção e ocupação performativas como ação transformadora.”

Si bien se habla de la pérdida de singularidad e identidad de las ciudades, como efecto del mercado capitalista global, hay una subjetividad presente que opera en las acciones ciudadanas. El antropólogo francés Marc Augé (Golobovante & Peixoto, 2008) manifiesta que a lo largo de sus dislocamientos ha hallado como lección, el hecho de que todos los grupos humanos estén preocupados por las mismas cosas. Los recorridos conceptuales, históricos y físicos que permiten conocer la ciudad como lugar antropológico para traer consigo intensas reflexiones que se desbordan en la experiencia; es en este punto donde el cuerpo andante hace una conexión afectiva y la ciudad contemporánea deja de carecer de identidad, el ciudadano recupera así su carácter político.

Referencias:
Amaral, L. Coletivo expandido: flanar, vagar, derivar, errar. 2011. Disponible en: ˂http://webartes.dominiotemporario.com/performancecorpopolitica/textes%20pdf/coletivo%20expandido%20flanar,%20vagar,%20derivar,%20errar%20lilian%20amaral.pdf˃. Acceso en: 20 jul. 2015.

Berenstein Jacques. Corpografias urbanas. Feb. 2008. Disponible en: ˂http://www.vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/08.093/165˃. Acceso en: 7 ago. 2015.

Golobovante, M. C., & Peixoto, E. (2008). Comunicação e espaço urbano: entrevista com o antropólogo francês Marc augé. E-compós, 11 (1).

Guattari, F. Caosmose: um novo paradigma estético. São Paulo: Ed. 34, 1992.

Holland, C. Obra do VLT de Cuiabá foi tocada sem projeto desde o início, diz governo. Globo.com, Mato Grosso, 09 feb. 2015. Disponible en: ˂http://g1.globo.com/mato-grosso/noticia/2015/02/obra-do-vlt-de-cuiaba-foi-tocada-sem-projeto-desde-o-inicio-diz-governo.html˃. Acceso en: 30 jul. 2015.

Hoyos Sánchez, I. ¿Poner límites a la ciudad? Obras de arte y lugares. En Pedro Ordóñez Eslava; David Martín López (Eds.). Between categories, beyond boundaries: Arte, ciudad e identidad. Libargo, 2013.

Koolhaas, R. La ciudad genérica. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2006.

Martínez Estrada, E. La cabeza de Goliat. Nov. 2008. Disponible en ˂http://perceptografia.blogspot.com.br/2008/11/la-cabeza-de-goliat-microscopa-de.html˃. Acceso en: 27 jul. 2015.

Pardo, J. L. Nunca fue tan hermosa la basura. 2010. Disponible en: ˂http://www.uni-kiel.de/metropolen2010/data/pardo3105.pdf˃. Acceso en: 7 jul. 2015.

________. Entrevista “La basura puede ser motivo de reflexión”. [jul. 2010] Entrevista concedida a Radio Nederland en español. Disponible en: https://youtu.be/gPZ2Ygq08Lc. Acceso en: 28 jul. 2015. 

Vásquez Rodríguez, F. La cultura como texto. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2002.




[1] Expresión utilizada durante una conversación informal con una matogrossense sobre la ciudad como espacio de tránsito para brasileños y extranjeros.  
[2] El “Coletivo À Deriva”, ligado al grupo de investigación “Artes híbridas, intersecções, contaminações, transversalidades” del programa de posgraduación en Estudios de Cultura Contemporánea (ECCO) de la Universidad Federal de Mato Grosso, que desarrolla desde 2009 acciones urbanas en Cuiabá para dar visibilidad a algunos espacios significativos y a las dinámicas culturales que se entretejen en territorio.

Nenhum comentário:

Postar um comentário