quinta-feira, 13 de agosto de 2015

La ciudad neoliberal es la ciudad del miedo

Cristina Helena Alvarez


Las olas buenas
A ti me traen:
Los aires frescos
Limpian mis carnes
De los gusanos
De las ciudades
De  “Amor errante”,  José Martí

-No es que deteste las flores
es que me ahogan las casas.
Oye tú, cuando las hacen
desperdician las montañas,
apenas si ellos las miran
como si fueran madrastras.
De “Flores”,  Gabriela Mistral.


Las reflexiones que siguen nacen a partir de la intervención urbana realizada el día 14 de julio de 2015, día en que se conmemora un año de la fallida inauguración del Veiculo Leve sobre Trilhos (VLT).

El evento en sí con todas sus implicaciones -pasadas, presentes y futuras- puede ser abordado desde múltiples ámbitos de análisis, en particular me referiré aquí a mi mirada como habitante extranjera y como desde esa posición puedo visualizar que lo que aconteció en Cuiabá es un síntoma más de una enfermedad que aqueja a todas nuestras ciudades: la enfermedad neoliberal.

Desde  las antípodas de Cuiabá, la información relativa al mundial de fútbol era la que se obtiene a través del bombardeo mediático mundial que caracteriza a esta “fiesta” deportiva. Tal como acá, en el resto del mundo parece detenerse el ritmo habitual de las ciudades, se suspende toda decisión política, se acaba el hambre, se extingue cualquier otro deseo que no sea fúltbol: el mundo ES fútbol. Paralelamente, pero en una incidencia mucho menor se conocían las noticias de una disidencia que se manifestaba en las calles de Brasil, recibiendo toda la represión del aparato estatal.

A mi llegada a esta ciudad fui conociendo poco a poco el verdadero legado de la copa, y luego de la primera impresión sobre la aberración cometida en términos de uso del espacio, me encuentro con algo que me llama aun más la atención: la parsimonia con la que el brasilero –o el cuiabano- se toma la situación ¿no siente rabia el brasilero? ¿es cierto, entonces, eso de la “alegría triste”?. Lo que sí estoy segura es que siente vergüenza. Creo que a eso se deben las escuetas palabras con las que se refieren a los trabajos a medio hacer, las vías cortadas, los paisajes cruzados por construcciones abandonadas. Siento que prefieren no hablar y lo comprendo ¿tiene una explicación válida tanta desidia por parte de la autoridad? ¿es posible verbalizar el engaño del que fueron objeto? ¿qué le provoca a un ciudadano ser burlado de esa manera?

En fin, son esas algunas de las ideas que me hacen replantearme la idea de ciudad y acercar esta temática a mi área de interés y a mi trabajo de investigación. En ese sentido, Cuiabá y el legado de la Copa, sirve como paradigma para analizar la ciudad neoliberal y como sus tentáculos atraviesan todo el amplio espectro urbano. Cuiabá, como cualquier otra gran ciudad del mundo capitalista, posee una  estructura bien definida: los espacios de poder en el centro, los sectores más acomodados en torno a dicho centro y a manera de anillo expansivo, a medida que se van alejando del centro se van degradando en condiciones de vida y agrandando en número de habitantes, generando amplios anillos que, muchas veces, son los límites de la ciudad, y que agrupan a los sectores marginalizados, periféricos, alejados de los centros administrativos y de comercio, con menor acceso a servicios y con mala calidad de conectividad, entre otros.

 Es precisamente este escenario general el que ocupan los discursos oficiales para convencer de los beneficios que puede traer ser sede de la copa del mundo.  Pero, por supuesto, este “premio” no es un favor. La FIFA en perfecta armonía con el modelo económico, selecciona a Brasil como sede, uno de los países miembros del grupo BRICS que agrupa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (éste  último país sede de la Copa del Mundo 2010), todos países con economías emergentes y que se instalan como polos futuros de dominio geopolítico, por sus recursos naturales, por su número de habitantes y por sus economías estables dentro de la orbe. Entonces, resulta obvio que esto no se trata solo de celebrar el deporte, sino que más bien busca que el país sede sea un polo atractivo para inversionistas nacionales y extranjeros (no es raro que el estado del agro negocio se haya convertido en unas de las ciudades sede), y que se posicione en las rutas turísticas mundiales.

Ahora bien, todas las promesas que vienen como corolario de lo anterior, solo son reales para los mismos privilegiados de siempre, los que pueden entrar a competir en las grandes ligas económicas. Incluso las mejoras viales y en infraestructura (tanto las que se cumplieron como las que no) son beneficios para la clase media, media alta y alta. Las grandes masas de ciudadanos en la línea de la pobreza siguen asistiendo como espectadores al carro triunfal de la modernidad, la prosperidad y el desarrollo. Y como si no bastará con eso muchos se ven perjudicados por la especulación del valor del suelo y las consiguientes expropiaciones, que en Cuiabá se estiman en 180 inmuebles aproximadamente. En este sentido, cobran fuerza las siguientes palabras:

É possível compreender porque Bauman (1999; 2004) aponta que o espaço globalizado perdeu fronteiras para os turistas consumidores e para os investidores e ganhou fronteiras para os desempregados, miseráveis e, nas nações com democracias de baixa intensidade, também, para trabalhadores subalternos (GALINDO, 2014)
           
La pregunta aquí es dónde está la ciudad planeada, construída y creada por los ciudadanos. Pareciese ser solo la proyección de una utopía, muy lejos de la ciudad neoliberal: ciudad desmembrada, torcida, mudada, excluyente, cruel, inhabitable, y segregadora.  Henri Lefebvre definió el “derecho a la ciudad” (1978) como un derecho a construir una ciudad y una sociedad no capitalista. Respecto a este concepto es importante apuntar:

O que entendemos aqui como direito à cidade, como direito à vida urbana, direito aos equipamentos urbanos, ao controle do território, direito à atividade criadora, simbolismo, à atividades lúdicas. O direito a cidade deve passar pela participação na formação do território e pela real apropriação do grupo social sobre o território que ele ocupa (FERREIRA, 2015).

En ese sentido, el suelo debe ser defendido de la apropiación privada que pretende la burguesía y que reduce el uso del suelo a los vaivenes de la tenencia del capital. Hoy debemos releer a este geógrafo marxista y recuperar esa fuerza ideológica aplicada a los nuevos contextos.  En ese sentido:
(…) el derecho a la ciudad mantiene su vigencia precisamente porque la intervención urbana del capital financiero y la privatización de los servicios urbanos y del suelo urbano, han profundizado aún más las contradicciones sociales urbanas que estudió Lefebvre. Hoy tenemos mayor crecimiento económico, expansión urbana y mejores condiciones tecnológicas para diseñar la ciudad, sin embargo los mecanismos de segregación espacial, el empobrecimiento de la experiencia urbana y la restricción de la participación y la democracia urbana, dificultan el acceso a la ciudad a la mayoría de sus habitantes (MOLANO, 2015).

            El mayor problema es que esa ciudad descrita anteriormente, es la fuente generadora del miedo. El ciudadano que posee unos pocos o muchos privilegios vive asustado de ese otro que no los tiene; el que no tiene ningún privilegio (y aquí especulo) vive  con el miedo a ser borrado, más excluido aun, más limitado. Echado a su suerte hasta el miedo tal vez pierda. Y en ese punto, conciudadanos, TODOS perdemos.

            La línea divisoria descrita recién pareciera ser muy clara, definible, rastreable. Pero, con la realización de la Copa, se hace patente otro miedo, uno que nos hermana a todos los que no somos poseedores del gran capital ni altos funcionarios públicos: el miedo al Estado. Un Estado que no nos protege, que funciona como “Gran empresa”, administrando nuestros recursos en favor de unos pocos, utilizando todo el aparato burocrático para consolidar un estado neoliberal, ese estado que con leyes, reglamentos, edictos y leyes de excepción ni siquiera es capaz de controlar que se cumplan los contratos firmados con privados, ni los castiga, ni los persigue. La corrupción es evidente y es ella la que desmantela poco a poco la idea primigenia de ciudad. Y el miedo esa “bruma fluida, viscosidad inasible” –dice Kristeva (1998, p. 14)- penetra todo, se expande, se cuela y deviene silencio.

            Entonces, ¿cuál es el sentido de la intervención urbana realizada a raíz del primer no – aniversario de la entrega de la obra del VLT? Me gustaría decir que romper el miedo, pero no podemos exagerar. Apenas rompimos un poco el silencio. Por primera vez participo en este tipo de expresiones artísticas y por primera vez le encuentro un sentido a las mismas. Y el sentido está dado porque las reflexiones anteriores salen al público, a la calle, a habitar la ciudad y obviamente no con el contenido teórico a cuestas, sino como metáfora visual. Y para mi esa esa es la expresión artística que se justifica. Para todos aquellos que vieron lo que se estaba haciendo sobre las ruinas del VLT hubo un recordatorio, los obligamos a romper el silencio y dialogar y reflexionar sobre lo que aconteció. Breve, tal vez, pero no por ello menos significativo. Aportamos con un primer paso para realizar cualquier cambio: Por un par de horas desnaturalizamos lo naturalizado. 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

FERREIRA, A. (2015) A (re)produção do espaço urbano: confrontos e conflitos a partir da construção do espaço social na região metropolitana do Rio de Janeiro. Disponible en: http://www.geo.puc-rio.br/index.php/projetos/33-a-reproducao-do-espaco-urbano
GALINDO, D. SILVEIRA, F. COPA 2014: a produção biopolítica de uma cidade onde a exceção se tornou a regra. En: Revista Psicología política, Vol° 14, Num. 29, pp 87-99.
KRISTEVA, J. (1998), Poderes de la perversión.  Catálogos, Buenos Aires.
LEFEBVRE, H. (1978) 4° Ed. El derecho a la ciudad. Ed. Península. Barcelona.
MOLANO, F. (2015) El Derecho a la Ciudad en la ciudad neoliberal: una agenda estratégica para la lucha urbana‏. Disponible en: http://www.modep.org/2015/05/14/el-derecho-a-la-ciudad-en-la-ciudad-neoliberal-una-agenda-estrategica-para-la-lucha-urbana/




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