Heidy Bello Medina
Habitar la
ciudad exige para el sujeto entrar en conflicto con una serie de relaciones que
lo atraviesan en todo sentido, no solo cívicamente ante la necesidad de cumplir
deberes y obtener derechos, sino ante la oportunidad de dimensionarse como un
ser activamente político, ético y poético. La discusión sobre el individualismo
y la legitimación hedonista del ser está abierta, pero encuentra
entrecruzamientos cada vez más interesantes en la autonomía subjetiva y en el
trabajo colaborativo de los cuerpos andantes de la ciudad, una ciudad
contemporánea considerada no-lugar, un espacio carente de identidad.
La
compleja concepción de la ciudad contemporánea demanda también una mirada hacia
el ciudadano, como sujeto de tránsito (ciudadano universal), para ver cómo éste
participa en el escenario de lo público —como actor y vigía— y cómo se concibe
como responsable por el funcionamiento de la urbe en aras de una mejor calidad
de vida. Como menciona Inmaculada Hoyos Sánchez (2013, p. 29), desde la
reflexión filosófica del arte en ciudad: “Meditar acerca de la ciudad es
meditar sobre la condición social del ser humano, sobre su carácter
necesariamente político”.
El
desarrollo de intervenciones e interacciones urbanas artísticas propone la
vinculación relacional de un sujeto concebido como agente transformador de la
ciudad, el proceso formula el casamiento de la reflexión/acción que conduce a
la apropiación del espacio y a la germinación de otras oportunidades de interacción,
desde múltiples percepciones, de parte de actores y receptores. Aquí, el
espacio público se hace público a partir de la participación del ciudadano. A
través de este escrito se propone una discusión sobre algunas concepciones de
la ciudad contemporánea con respecto al habitar la ciudad, tomando como
referente la intervención VLT – Vozes Livres sobre Tralhas desarrollada en la
ciudad de Cuiabá, Brasil.
Apuntes
sobre la ciudad contemporánea
El mercado
global ha generado sobre las ciudades un proceso de descualificación, la ciudad
ha perdido singularidad y es considerada como un espacio sin identidad. La
imagen de la ciudad ha sido dispuesta para corresponder a intereses económicos,
la ciudad debe ser vendible, atractiva,
comercializable a través del turismo, pero, ¿también habitable? El
turismo como espectáculo despierta una gran tensión en torno a la concepción
del sujeto como ciudadano.
Inmaculada
Hoyos Sánchez, menciona al filósofo español José Luis Pardo, quien retoma del
antropólogo Marc Augé la definición de los no-lugares, como espacios que
proliferan en las ciudades tardomodernas, los cuales “no tienen un carácter
relacional, ni guardan memoria histórica, ni proporcionan señas de identidad:
se trata de sitios de tránsito o de ocupación provisional [...] Digamos que se
trata de sitios para no estar, lugares de paso”. (2013, p. 30).
De esta
manera, señala Hoyos Sánchez, hay una relación íntima entre el concepto de
no-lugar y el de basura, propuesto por Pardo, pues según éste:
El no lugar (el
lugar de lo que no está en su lugar) es un eufemismo del lugar basura (lo que
no está en su lugar). Para entender el concepto de lugar basura basta con
pensar en las ciudades dormitorio, como ciudades basuras o no-ciudades, y de
los habitáculos de las mismas como no-casas, decoradas mediante no-muebles en
el seno de no-Estados (alianza coyunturales de regiones) gobernados por no-políticos
(administradores) y cuyo sujeto legítimo es un no-ciudadano. (2013, p. 30).
Pardo
(2010), cita a Richard Sennet para ilustrar cómo la basura —y también la ciudad
basura— se reconfigura para hacer frente a la obsolescencia y adquirir un nuevo
uso:
La
estandarización del entorno deriva de la economía de lo efímero, y la
estandarización produce indiferencia. Quizá pueda aclarar esta tesis mediante
una experiencia personal. Hace unos pocos años, llevé a un directivo de una
gran empresa de la nueva economía emergente, que buscaba oficinas para
instalarse, a visitar el Chanin Building de Nueva York, un palacio art-deco con
despachos muy elaborados y espléndidos espacios públicos. “No se adapta a lo
que buscamos”, dijo el directivo, “la gente podría sentirse demasiado apegada a
sus despachos y llegar a pensar que pertenece a este lugar”. La oficina
flexible no está pensada para ser un lugar de permanencia. La arquitectura de
las oficinas de las empresas flexibles requiere un entorno físico que pueda ser
rápidamente reconfigurado —en último extremo, la oficina se reduce al terminal
de un ordenador.
La ciudad configurada
como espacio universal, en términos de Rem Koolhaas, ciudad genérica, cuestiona la identidad en la medida en que estos
lugares que terminan siendo padronizados, y carentes de sus características
propias, no generan un vínculo habitante-espacio, ¿se necesita entonces la
identidad?, ¿es la identidad un elemento esencial? Koolhaas, desde el punto de
vista de Marc Augé (Golobovante & Peixoto, 2008), muestra un tipo de
ambigüedad en sus planteamientos; sin embargo, hay un encuentro entre los dos
autores, dice Augé: “no que tange a distinção entre cidade genérica e histórica
—complementando o que ele propio já disse— a cidade histórica tende a
tornar-se, ela própria genérica.”
Entonces,
aunque ha habido diferentes recorridos humanos y diásporas en la historia de la
humanidad, José Luis Pardo (2010) señala que existe un drama antiguo de la
migración que, desde la época de la modernización tecnológica, industrial y
social, generó una población que no se adaptaba a los cambios de aquellas
revoluciones y no encontraban lugar en la metrópoli; la solución dentro del
colonialismo fue desplazar a aquellas comunidades de Estados Unidos y Europa,
como una forma de “reciclaje”, hacia otras zonas del mundo, para impedir que
las tensiones que con estas se generaban, acabaran en situaciones
explosivas.
El
problema de nuestro tiempo, dice Pardo (2010) —citando a Zygmunt Bauman—, es que evidenciamos “un planeta que está
socialmente lleno, no hay ningún lugar en donde depositar los residuos”, por lo
cual las poblaciones desplazadas, que no solo son inmigrantes, sufren al tener
que cambiar hábitos, relacionamiento familiar, profesión, género, etc. El ser
humano está obligado a reciclarse, a redefinirse, hay un problema de identidad.
Además de la necesidad de describir y dar voz a este tipo de sufridores
contemporáneos, se requiere que esta “basura”, menciona Pardo, pueda ser
convertida energía socialmente útil, motivados por la ilusión de una vida con
mejores condiciones.
“Cuiabá,
una ciudad de todos”[1]
En
términos de participación en la ciudad podría discutirse, sobre la idea del
no-lugar, si realmente aquel espacio intervenido llega a carecer de identidad
para quien realice sobre éste una acción o siquiera una reflexión. Cuiabá,
capital del estado brasileño de Mato Grosso, es una ciudad de tránsito para una
gran cantidad de personas provenientes de diferentes lugares del estado, el
país y el mundo, por lo tanto proponer una acción para realizar en este espacio
puede despertar diferentes reacciones sobre habitar el territorio, pues este actuar
está condicionado por lo cada sujeto trae consigo, por esa subjetividad, que
entendida desde Guattari (1992, p. 19) es: “o conjunto das condições que torna
possível que instancias individuais e/ou coletivas estejam em posição de
emergir como territorio existencial
auto-referencial, en adjacência ou relação de delimitação com uma alteridade
ela mesma subjetiva”.
En junio
de 2015, el Colectivo “à Deriva”[2],
se propuso realizar una intervención artística en Cuiabá, lo que indujo a (re)pensar
las apuestas teóricas sobre las poéticas contemporáneas, pero también permitió
hacer una reflexión de los cuerpos andantes del grupo, personas de diferentes procedencias
que se focalizaron en las problemáticas de la ciudad, en la ciudad como espacio
simbólico y real, en el espacio habitado y en la mirada como habitante, sujeto
participante de las dinámicas de la ciudad (local y extranjero). En esta etapa
hubo un trabajo fuerte de provocación a la acción ciudadana, la poética no es
muy digerible para todos y la ciudad exige que se la conozca, mas no es tarea
sencilla, bien lo menciona Vásquez Rodríguez (2002, p. 200):
Las ciudades, en
su esencia, son secretas. Al menos para el turista. Al extranjero la ciudad se
le presenta de una manera diferente al nativo. Quizás mejor, más proteica.
Tiene varios rostros. Varias metamorfosis. Cada ciudad presenta a sus
visitantes una diferente faceta. Para el extranjero la ciudad es como un
enigma. Al menos en un principio. No olvidemos que una ciudad no se da con
facilidad. Hay que convivir con ella: habitarla. Hay que descifrar sus
oráculos. Valdría la pena aclarar que si uno no se mantiene atento a su ciudad
—si no la recorre o no la camina, si no la “reconoce día a día”—termina por
convertirse en extranjero de su propio territorio. Y es muy probable que sea
así en las megápolis, en las grandes urbes. Lo proteico de la ciudad reside en
su movilidad. A cada hora, a cada día las ciudades se moldean de manera
diferente.
Después de
varias sesiones, recobrando el sentido de los pasos recorridos por cada persona
en la ciudad, evaluándola, imaginándola y viéndola desde su construcción
espacio-temporal, cada sujeto desde su estadía en Cuiabá descubrió que estaba
lo suficientemente contaminado para (re)conocerla; el valor de la experiencia fue vital. El afecto tuvo
efecto. La discusión de diversos temas que atravesaban la ciudad, condujo a la
necesidad de hablar de la ausencia, del
vacío existente para el ciudadano, porque la incompletud generó ecos sobre la
conciencia que rebotaban en los mismos puntos: la corrupción ha dejado huellas
tanto en el espacio urbano como en el ciudadano.
En 2014,
Cuiabá fue sede de la edición XX de la Copa Mundial de la FIFA, realizada en
Brasil; para la organización de dicho megaevento se propusieron varias
construcciones, que dentro de la mirada del mercado capitalista global,
permitirían contar con una ciudad seductora para el turista. Una apuesta
significativa, además del estadio de fútbol, fue “mejorar” la movilidad a
través de viaductos y del Veículo Leve sobre Trilhos (VLT), un medio de
transporte público novedoso, en el cual se ha invertido más de $1,47 billones
de reales (Holland, 2015). La obra de movilidad más cara en la historia de la ciudad,
que inició en 2012, debió entrar en funcionamiento antes del desarrollo de la
copa en 2014, sin embargo se calcula que no estará finalizada antes de dos
años, aproximadamente en 2017.
Aunque la
ciudad se caracteriza por ser un espacio inacabado, el paisaje urbano de la
ciudad de Cuiabá genera indignación, por lo cual el grupo heterogéneo se
propuso a transitar conscientemente las rutas del VLT para desarrollar una
acción artístico-ciudadana al respecto, el tiempo de convivencia con los rieles
(mal colocados), los hoyos de la ruta por donde pasaría el vehículo, eran más
dicientes después de la aproximación al espacio, se reflexionó para actuar
sobre la cotidianidad, para hacer una reclamación pública sobre el
incumplimiento en las obras civiles. La Copa Mundial de Fútbol estaba próxima a
cumplir un año de su ejecución y el VLT se posa en la ciudad como (in)visible,
porque el habitante de Cuiabá debe convivir con las obras y la incertidumbre de
si podrá utilizarlo y cuándo.
Un punto
de las obras especiales del VLT es el viaducto localizado en aproximaciones a
la Universidad Federal de Mato Grosso, por la cercanía real y simbólica con el
Colectivo “à Deriva”, se decidió
abordar este espacio, caminarlo y dimensionarlo, fue significativo para locales
y foráneos. La acción puede encontrar razón en las palabras de Ezequiel
Martínez Estrada (2008), quien dice:
El tacto de la
ciudad es percibido por los pies. La mano es inútil para palpar la ciudad. No
podemos entrar con ella en contacto si no es por los pies; se la palpa
caminando y es durísima. En verdad, refractaria. Esa es su piel, de pavimento.
De acuerdo con las teorías de la evolución, que explican el casco del solípedo
para la acción mecánica de la percusión en la marcha, el pavimento debe
explicarse por los mismos factores que
el carapacho del armadillo y la dermis del paquidermo.
Los
cuerpos andantes fueron partícipes de un proceso sensorial importante. La
apropiación del espacio desde el ejercicio del errante llamaba en un solo
momento al ciudadano como sujeto político, ético y poético. Según Paola Berenstein Jacques (2008):
Errar, ou seja, a prática da errância, pode ser um instrumento da
experiência urbana, uma ferramenta subjetiva e singular, ou seja, o contrário
de um método ou de um diagnóstico tradicional. A errância urbana é uma apologia
da experiência da cidade, que pode ser praticada por qualquer um, mas que o
errante pratica de forma voluntária. O errante é então aquele que busca o
estado de espírito (ou melhor, de corpo) errante, que experimenta a cidade
através das errâncias, que se preocupa mais com as práticas, ações e percursos,
do que com as representações, planificações ou projeções. O errante não vê a
cidade somente de cima, em uma representação do tipo mapa, mas a experimenta de
dentro, sem necessariamente produzir uma representação qualquer desta
experiência além, é claro, das suas corpografias que já estão
incorporadas, inscritas em seu próprio corpo. Esta postura crítica e
propositiva com relação à apreensão e compreensão da cidade por si só já
constitui uma forma de resistência tanto aos métodos mais difundidos da
disciplina urbanística – como o tradicional “diagnóstico”, baseado
principalmente em bases de dados estatísticos, objetivos e genéricos – quanto
ao próprio processo de espetacularização das cidades contemporâneas.
Después de
la errancia, que permitió un abordaje sensorial crítico del espacio, se acordó
desarrollar encima del viaducto sobre los rieles inertes del VLT una fiesta de cumpleaños, pues cumplido el primer
año de la Copa, la ciudad necesitaba recordar que la conmemoración remitía
desde la ironía a una promesa no cumplida. Se instalaron en este lugar grandes
pinturas de la “Estación UFMT”, la taquilla de venta de boletos, una vela de
cumpleaños y dos vagones; el espacio estaba decorado con decenas de bombas
negras, como significación del luto por la ausencia. Además de esto, se realizó
una performance de fiesta, hubo
percusión para amenizar, los cuerpos andantes que participaron se vistieron de
colores, tenían narices de payaso y sombrillas.
Hubo en
ese espacio de provocación una oportunidad para compartir una preocupación de
quienes sin importar el tiempo de permanencia en Cuiabá son habitantes de la
ciudad. En el acto se celebró aquello que no merecía celebración “O aniversariante
nunca chegou!”, hubo pastel y brigadeiros, fue una gran fiesta pero con un
sabor constante de reclamación. Los rieles fueron recorridos y la crítica
también rodó, la participación fue activa de parte de los ciudadanos que, desde
diferentes roles, miraban a Cuiabá a partir de la poética para ejercer su
derecho a la ciudad. Desde los automóviles las personas gritaban “Cadê o VLT?”,
“Parabéns VLT!”, etc., y se manifestaban también con pitos y silbidos, hubo
tiempo para hacer fotos y compartir dulces.
Las acciones poéticas en la ciudad contemporánea permiten que el
ciudadano, habitante de la ciudad, pueda interactuar de una manera diferente
con el espacio y apropiarse de él, como señala Lilian Amaral: “Praticar o lugar
-real e imaginário, individual e coletivo, público e privado, material ou
existencial- revela paisagens potenciais
que instigam a experiência urbana e legitimam a intervenção e ocupação
performativas como ação transformadora.”
Si bien se
habla de la pérdida de singularidad e identidad de las ciudades, como efecto
del mercado capitalista global, hay una subjetividad presente que opera en las
acciones ciudadanas. El antropólogo francés Marc Augé (Golobovante &
Peixoto, 2008) manifiesta que a lo largo de sus dislocamientos ha hallado como lección,
el hecho de que todos los grupos humanos estén preocupados por las mismas
cosas. Los recorridos conceptuales, históricos y físicos que permiten conocer
la ciudad como lugar antropológico para traer consigo intensas reflexiones que
se desbordan en la experiencia; es en este punto donde el cuerpo andante hace
una conexión afectiva y la ciudad contemporánea deja de carecer de identidad,
el ciudadano recupera así su carácter político.
Referencias:
Amaral, L. Coletivo
expandido: flanar, vagar, derivar, errar. 2011. Disponible en: ˂http://webartes.dominiotemporario.com/performancecorpopolitica/textes%20pdf/coletivo%20expandido%20flanar,%20vagar,%20derivar,%20errar%20lilian%20amaral.pdf˃.
Acceso en: 20 jul. 2015.
Berenstein Jacques. Corpografias
urbanas. Feb. 2008. Disponible en: ˂http://www.vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/08.093/165˃.
Acceso en: 7 ago. 2015.
Golobovante, M. C.,
& Peixoto, E. (2008). Comunicação e espaço urbano: entrevista com o
antropólogo francês Marc augé. E-compós, 11 (1).
Guattari, F. Caosmose:
um novo paradigma estético. São Paulo: Ed. 34, 1992.
Holland, C. Obra do
VLT de Cuiabá foi tocada sem projeto desde o início, diz governo. Globo.com,
Mato Grosso, 09 feb. 2015. Disponible en: ˂http://g1.globo.com/mato-grosso/noticia/2015/02/obra-do-vlt-de-cuiaba-foi-tocada-sem-projeto-desde-o-inicio-diz-governo.html˃.
Acceso
en: 30 jul. 2015.
Hoyos Sánchez, I. ¿Poner límites a la ciudad? Obras de arte y
lugares. En Pedro Ordóñez Eslava; David Martín López (Eds.). Between
categories, beyond boundaries: Arte, ciudad e identidad. Libargo, 2013.
Koolhaas, R. La ciudad genérica. Barcelona: Editorial
Gustavo Gili, 2006.
Martínez Estrada, E. La cabeza de Goliat. Nov. 2008. Disponible en
˂http://perceptografia.blogspot.com.br/2008/11/la-cabeza-de-goliat-microscopa-de.html˃.
Acceso en: 27 jul. 2015.
Pardo, J. L. Nunca fue tan hermosa la basura. 2010. Disponible
en: ˂http://www.uni-kiel.de/metropolen2010/data/pardo3105.pdf˃. Acceso en: 7
jul. 2015.
________. Entrevista “La basura puede ser motivo de reflexión”.
[jul. 2010] Entrevista concedida a Radio Nederland en español. Disponible en: https://youtu.be/gPZ2Ygq08Lc. Acceso en: 28 jul. 2015.
Vásquez Rodríguez, F. La cultura como texto. Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana, 2002.
[1] Expresión
utilizada durante una conversación informal con una matogrossense sobre la
ciudad como espacio de tránsito para brasileños y extranjeros.
[2] El
“Coletivo À Deriva”, ligado al grupo de investigación “Artes híbridas,
intersecções, contaminações, transversalidades” del programa de posgraduación en Estudios de Cultura Contemporánea
(ECCO) de la Universidad Federal de Mato Grosso, que desarrolla desde 2009
acciones urbanas en Cuiabá para dar visibilidad a algunos espacios
significativos y a las dinámicas culturales que se entretejen en territorio.
Nenhum comentário:
Postar um comentário